Pero quizás la partida de este año que no ha tenido piedad nos ayude a reflexionar sobre nuestros deseos. Puede que al echar un vistazo a los meses que estamos dejando atrás, nuestro corazón sepa apreciar las cosas que importan y nuestras peticiones no se centren en cuestiones materiales.
Prometámonos esas cosas sencillas que nos dejan mejor sabor que el caviar: encontrarnos con aquellos buenos amigos que no vemos desde hace tiempo, escuchar con cariño y atención las archiconocidas anécdotas que nuestros padres o abuelos no se cansan de repetir; estar más cerca de nuestros hijos, saludar a esa persona que solemos ignorar, recordar a nuestros cónyuges cuánto los amamos, tomarle el gusto a estar vivos.
FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS.
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